La noche del 9 de noviembre de 1938 fue un punto de quiebre en la política antijudía del régimen nazi. El sonido de los miles de pedazos de cristales de sinagogas, negocios y casas judías esparcidos por las calles de Alemania aún resuena en nuestros días.
Familias, amistades, parejas, proyectos, historias y sueños se quebraron, se partieron, se fracturaron, se rompieron como todos esos cristales. Pero la memoria no se puede romper y 87 años después reafirmamos que se mantiene más viva que nunca en gran parte gracias todos los que nos apoyan con su aporte.