En el imperio de los números
Luego del Pogromo de Noviembre en 1938, más de 6.300 judíos fueron llevados al campo de concentración de Sachsenhausen. La gran mayoría fueron liberados al cabo de unas semanas con la condición de emigrar inmediatamente de Alemania. Muchos sobrevivieron gracias a esto.
¿Cómo se vio afectada la vida de estas familias por la emigración forzosa? ¿Qué les esperaba a los emigrantes en sus países de refugio? ¿Encontraron un nuevo hogar? La exhibición busca responder estas preguntas desde la perspectiva de los hijos y nietos de estas personas.”
“En el imperio de los números, donde los hombres no tienen nombres” es una exposición temporal del Museo de Sachsenhausen, que estará en el Museo del Holocausto de Buenos Aires hasta el 25 de enero de 2023.
Violins of Hope Buenos Aires
Se trata de una colección de más de 16 violines vinculados de una u otra forma con el Holocausto. La colección fue iniciada por el luthier Moshe Weinstein, emigrado de Vilna al Mandato Británico de Palestina, y la continuó su hijo Amnon Weinstein, maestro luthier, quien a su vez junto con su hijo, Avshalom Weinstein, también luthier, los restauraron minuciosamente en su taller en Tel Aviv, Israel.
Estos instrumentos presentan al mundo la triste historia del Holocausto con un mensaje de esperanza a través del sonido de estos violines devueltos a la vida, violines que dan testimonio de historias de sus dueños asesinados, pero también de personas que sobrevivieron, en algunos casos por tocar este instrumento en orquestas de campos de concentración.
Después del Fin del Mundo
Después del fin del mundo repasa el trabajo que hizo la Administración de las Naciones Unidas para el Auxilio y la Rehabilitación (UNRRA), durante y después del Holocausto con los sobrevivientes. La exposición fue creada y producida por el Programa de Divulgación sobre el Holocausto y las Naciones Unidas, junto con el Instituto YIVO de Archivos de Investigación Judia y los Archivos de las Naciones Unidas y el apoyo de la Universidad de Stockton.
La UNRRA fue una organización creada para reasentar a los desplazados por la guerra y el Holocausto. Los sucesos del pasado iluminan el trabajo de la UNRRA y trazan un antes y un después en la vida de los sobrevivientes.
El Corazón de Auschwitz: amistad y resistencia
La exhibición aborda las etapas por las que pasó la radicalización de la política antijudía: el ascenso del nazismo, la reclusión de los judíos en guetos, y el exterminio y los campos. Frente a ello, el Corazón de Auschwitz que la sobreviviente Zulema Sznajderhaus le regaló a su amiga Fania mientras se encontraban en el campo de concentración emerge como un ejemplo de valentía, resaltando la importancia de la amistad y la resistencia como pilares para luchar contra las injusticias.
Judíos en tierras búlgaras
La muestra se centra en la vida judía en ese país antes y durante la Segunda Guerra Mundial y está dedicada al 80º aniversario del rescate de los judíos búlgaros.
Del Horror al Color
Esta muestra surge del Taller de Arte del Programa de Ayuda a Sobrevivientes de la Shoa de la Fundación Tzedaká. El Taller es un espacio destinado a explorar el mundo del arte plástico y visual, a partir de la visita de un artista que invita a conocer su obra en un espacio de dialogo e intercambio. Tres de sus participantes son además, reconocidos artistas. Y hoy son ellos quienes nos invitan a conocer su obra.
Eichmann: él vivió entre nosotros
Las últimas palabras de Eichmann en la cárcel de Ramla en la medianoche del 31 de mayo de 1962 fueron:
¡Larga vida a Alemania!
¡Larga vida a Austria!
¡Larga vid a a la Argentina!
¡Nunca las olvidaré!.
La exposición intenta recordar y hacer saber acerca de cómo uno de los mayores asesinos del Siglo XX vivió entre nosotros, con nosotros. Saber cómo llegó a ser Eichmann un nazi, un planificador y ejecutor de la Solución final, como escapó y vivió en Alemania hasta su llegada a la Argentina con un salvaconducto de la Cruz Roja y del Vaticano. Sabér cómo fueron los diez años en la Argentina respirando, caminando y compartiendo los mismos lugares que nosotros, sentado en un colectivo al lado de un niño, viajando en el mismo tren que viajaban miles de argentinos para llegar a su casa en San Fernando, comprando en los mismos almacenes de barrio que tantos vecinos bonaerenses.
Saber cómo pasó de ser el organizador máximo del exterminio de millones de judíos en los campos de concentración a ser quien medía el nivel de aguas de ríos en Tucumán, o ser quien vendía licuados frutales en el puerto de Olivos o simplemente un trabajador técnico en Mercedes Benz Argentina.
600×10.000
La enormidad de las cifras suele encubrir la dimensión de la tragedia sufrida por el pueblo judío. Cuando intentamos imaginar el significado de los 6.000.000 de víctimas de la Shoáh, nos cuesta colocar en dimensión humana a todos los adultos, hombres y mujeres, todos los ancianos y ancianas, todos los niños y niñas que perecieron durante el genocidio de las juderías existentes en Alemania y los países ocupados por el Tercer Reich en vísperas y durante la segunda guerra mundial.
Pedro Roth sufrió en carne propia la tragedia. Nacido en Budapest en 1938, su padre fue asesinado en 1944, como parte de los centenares de miles de judíos húngaros que perecieron a manos del antisemitismo nazi, cruelmente asistido por los antisemitas locales. Pedro y su madre sobrevivieron en las casas para judíos establecidas por el diplomático sueco Raoul Wallemberg a fuerza de puro coraje, hasta su liberación por las tropas soviéticas en enero de 1945.
El ensañamiento en el genocidio surge de un dato histórico incontrastable: La eliminación de la judería húngara tuvo lugar en 1944, cuando ya la guerra estaba perdida para el Eje. Alemania utilizó recursos preciosos para su esfuerzo bélico en el asesinato de los judíos húngaros, evidencia de que le era más importante el exterminio racista que la guerra que ella misma había desencadenado.
A todos aquéllos que conocemos a Pedro Roth nos resulta difícil imaginarnos esa niñez trágica.
Partícipe ineludible de la vida intelectual argentina de los últimos cincuenta años, fotógrafo y pintor de los mejores, su permanente y contagioso sentido del humor, su bonhomía, su preocupada dedicación a una cultura nacional en la que se encuentra plenamente integrado desde hace décadas y que a veces percibe en eclipse, superan positivamente el dolor acumulado en la niñez.Sin embargo, superar no es olvidar.
A través de esta exposición, Pedro Roth rinde su propio homenaje a las víctimas de la masacre y el racismo que a veces se levanta nuevamente para intentar perseguir a todo el universo que lo rechaza. Esperemos que no consiga sus designios.
Paul Warszawski
Mentiras y Verdades
De carácter histórico didáctico, todos los objetos son expuestos por primera vez y algunos de ellos sólo se encuentran en nuestro museo. El eje conceptual transita el régimen y la propaganda nazi. El montaje apela a un juego de fuerzas en tensión.
Se exponen dos enciclopedias de las Olimpiadas de Berlín, evento que alimentó y justificó la superioridad aria basada en la diferencia; un casco nazi; una chapa y un recorte de chapa con esvástica que luego utilizaría el régimen hitleriano; una rata de juguete con la Estrella de David grabada en su lomo, ejemplo ilustrativo del grado de odio alcanzado; el libro Mi lucha con postal que se encontraba dentro; un premio otorgado en un torneo de golf en Alemania durante la guerra; y dos pastillas de jabón R.I.F. en el contexto de la creación del rumor como herramienta de propaganda y manipulación social.
Triángulos Púrpuras: una historia de coraje y resiliencia
El Departamento de Información Pública de los Testigos de Jehová y el Museo del Holocausto de Buenos Aires presentan la muestra temporal titulada Triángulos púrpuras: una historia de coraje y resiliencia.
Esta exhibición expone la crónica poco conocida de un grupo singular que tuvo el valor de enfrentar al régimen nazi y logró sobreponerse a su feroz ataque.
